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“Andalucía es una de las cuatro comunidades que no tienen transferidas las competencias en la industria farmacéutica”

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El Sol Digital

Reportaje 2

Juan José García, propietario de Farma-Química

Maite Díaz Torres

En el año 2012, la empresa reenvasadora de materias primas para principios activo-farmacéuticos. Farma-Química tenía un “crecimiento del 20 por ciento anual”, asegura Juan José García, propietario de la compañía. Por desgracia, en ese año se cambió la legislación y la empresa pasó de pertenecer al sector de la distribución farmacéutica, a considerarse como una empresa fabricante de productos farmacéuticos, lo que cambió “todos los esquemas” que tenían hasta ese momento.
A esto se unió que tuvieron que pedir el certificado Good Manufacturing Practice (GMP). Esta certificación asegura que los productos se fabrican de forma controlada, conforme a las condiciones exigidas para su comercialización. El certificado tardó dos años y medio en llegar, lo que supuso un gran impedimento a la hora de competir con las empresas de otras comunidades como Madrid o Cataluña, donde pudieron tener sus certificados en seis meses.

Farma-Química, sin embargo, se quedó en un limbo administrativo que dificultó mucho las gestiones comerciales de la empresa y fue aprovechado por la competencia, que tachó “de ilegal” a esta compañía por no contar con los papeles necesarios. Todos estos impedimentos afectaron a la facturación de Farma-Química, ya que “se paró absolutamente todo cuando estábamos lanzados”, asegura Juan José García.

El mencionado retraso administrativo fue debido a que “Andalucía es una de las cuatro comunidades autónomas españolas que no tienen transferidas las competencias en la industria farmacéutica”, lo que ralentiza mucho todo proceso burocrático. Según el director de Farma-Química, algunos políticos opinan que en Andalucía “no hay industria farmacéutica” y por eso no es necesario transferir las competencias de esta industria. Sin embargo, el director de esta compañía sabe que “en cada provincia hay al menos una industria farmacéutica o que tenga competencias dentro de esta industria”.

Esta forma de pensar, basada en la “estrechez de miras” que en algunas ocasiones tienen nuestros representantes, según opina García, afecta también a las relaciones comerciales de Andalucía con el resto de España y con el extranjero. Durante el trabajo diario “hay dudas que surgen y que no pueden solucionarse con el inspector directamente” porque “la comunicación es imposible, tiene que ser por email y es muy difícil trabajar así”, asegura el director de Farma-Química. Esto provoca que haya un “grandísimo agravio comparativo con respecto al resto de comunidades”.

La aplicación de la normativa europea “ha supuesto bastante en inversión en estructura y otros elementos, pero después ha supuesto otro agravio comparativo con el resto de Europa porque en algunos sectores se está aplicando mal”, asegura el empresario. Por poner un ejemplo, Farma-Química está considerada como fabricante parcial y en otros lugares de Europa, empresas con las mismas características que Farma-Química “son consideradas como fabricantes”, por lo que debe aportar sus materiales con un certificado de análisis propio en el que revela la empresa en la que compra sus materiales, lo que supone una gran desventaja para ellos, ya que están “revelando mis fuentes a la competencia”, comenta García. En España también hay “una serie de diferencias de aplicación según criterios”. En Málaga, por poner un ejemplo, no se pueden vender materiales directamente a veterinarios, “mientras en Valencia sí que se están vendiendo”, denuncia el empresario malagueño.

La apuesta por la diversificación que hizo esta empresa desde su creación fue lo que evitó daños mayores en su facturación, a pesar de los impedimentos. Al tener problemas por conseguir el certificado GMP decidieron centrarse “en otros sectores como fue el de la agricultura o los jabones, que son sectores con menos requerimientos”. De esa manera, lo que había sido en un principio una vía de amortiguación se convirtió en “una gran oportunidad” y desde junio de 2015, mes en el que consiguieron la certificación GMP, esta empresa ha aumentado visiblemente su facturación “hasta llegar a batir el record histórico de la empresa, que son prácticamente 1.200.000 euros anuales”, asegura J. García.

La subasta de medicamentos
Desde que Andalucía se convirtió en diciembre de 2011 en la primera administración en establecer la adjudicación del suministro de medicamentos de uso extra hospitalario por convocatoria pública, este ha sido un tema muy debatido por la Administración pública. El Gobierno central ha recurrido hasta tres veces ante el Tribunal Constitucional para evitar que haya rebajas en el precio industrial de los medicamentos a no ser que se hagan en toda España.

En numerosas ocasiones, esta medida ha sido considerada por los profesionales de la industria farmacéutica como un aspecto que repercute en la facturación del sector para fomentar el ahorro de dinero en la Administración, ya que “los medicamentos que antes valían 20 euros hoy valen cuatro euros y te dejan dos euros de beneficio, por eso el poder adquisitivo de las farmacias está empeorando una barbaridad”, asegura el director de Farma-Química, quien sostiene que “la Administración minusvalora el papel del farmacéutico, está empobreciendo una profesión que cada vez es más valorada por la población”.

Para los laboratorios farmacéuticos, esta medida también supone un empobrecimiento, ya que muchas veces son los laboratorios internacionales los que pueden ofrecer un precio más competitivo. Sin embargo, hay algunas excepciones, como es el caso de laboratorios Durbán, empresa almeriense que ha pasado de facturar 250.000 euros en 2011 hasta los cerca de siete millones con los que concluirá 2015. Un repunte de alrededor del 52 por ciento con respecto al año 2014 que llega por haber conseguido varias moléculas de la subasta de medicamentos lanzada por la Junta de Andalucía.

A nivel sanitario, en algunas ocasiones preocupa que la subasta de medicamentos pueda repercutir en la calidad de los mismos. Aunque J. García no quiere pensar “que se ponga en juego la salud del ciudadano por temas económicos”. Defiende que en su empresa tienen que cumplir “unos protocolos bestiales” por estar en territorio español. Sin embargo, en algunas ocasiones son las empresas extranjeras las que ganan la subasta.

El director de Farma-Química pone el ejemplo de Rambaxy, laboratorio indio que ganó la exclusiva del suministro del antihipertensivo genérico Valsartan en las farmacias andaluzas. Aunque esta empresa tiene su sede central en la India, cuenta hoy en día con “fábricas por todo el mundo”, con los controles sanitarios que esto supone.

El gran nivel competitivo existente en el sector, los retrasos administrativos y las consecuencias que estos procedimientos burocráticos traen a las empresas, además de la bajada de precios a causa de la subasta de medicamentos, son algunos de los impedimentos con los que tienen que lidiar cada día los profesionales de la industria farmacéutica.

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